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Los medios masivos de comunicación (televisión y diarios), son parte de los negocios; tienen acciones en empresas y son dueños de grandes latifundios... es lógico que sus intereses estén claramente definidos; ellos están decididamente DE UN LADO del mostrador... que no es el tuyo, solitario LECTOR....hacé tu propio análisis y confiá en tu instinto

jueves, 3 de marzo de 2011

El trabajo y los medios esclavos; o de la complicidad de la prensa

Furiosos por la falta de voces que condenen a los esclavistas; esos deleznables corruptos que elijen usar esclavos para ganar más plata; nos propusimos tratar de entender la conducta de los medios y la sociedad ante tamaña atrocidad.
Lo cubrieron, digamos gracias:
Mercedes Assorati, Coordinadora General del Programa ‘Esclavitud Cero’ de Fundación El Otro; analiza que a partir de las acciones de la AFIP y del Ministerio de Trabajo el asunto se institucionalizó, cosa que llevó a los medios a proceder en el mismo sentido. Todo potenciado por transitar un año electoral que importa contraposiciones de intereses en grupos de poder.
Ella destaca algo aberrante: “En Argentina está naturalizada la explotación se seres humanos, sobre todo de mujeres, niñas, niños, trabajadores del norte y migrantes, por eso es excelente que las autoridades reconozcan que hay gente en situación de servidumbre, y que se muestre en los medios”,
Refuerza además la experta la correcta acepción del término trabajo esclavo, “ya que define situaciones de servidumbre por deuda; amenazas; restricciones a la libertad ambulatoria, carencia de contratos que establezcan las condiciones de trabajo, violaciones a normas laborales, de seguridad e higiene”.
Nuestro cronista ladra y se babea de furia porque entiende que los argentinos aceptan como normal el tráfico de personas; para usarlas como mano de obra rural, prostitución, tráfico de órganos y demás barbaridades. Acá hablamos de pedofilia, abusos de género, violencia contra niños y niñas y demás atroces locuras (informarse en  http://groups.google.com/group/esclavitud-cero?hl=es&pli=1).
Dónde estamos? Un grupo de degenerados usa seres humanos como mercancía y cuentan con otros tipos, más perversos y oscuros, que se dan el lujo de disentir respecto del uso de la palabra “esclavos”. Mientras, tristemente, el grueso de la población asiste silencioso a la más injusta forma de abuso concebida por la acumulación de poder e impunidad.
Lucas Schaerer, periodista y miembro de La Alameda, calificó como “Cobertura amplia y transversal” a la cobertura de los medios sobre trabajo esclavo en campos de Argentina, tanto en diarios (cita a Clarín, a El Argentino, a  Perfil y a Miradas al Sur) como en televisión,…“en canales con perfiles muy distintos como Canal 26 y C5N”.  El militante de La Alameda confirmó cobertura de CNN,  de Francia y la TV Árabe, en la temática,  “Como también lo hizo la Revista Veintitrés –ligada a grupos empresariales cercanos al Gobierno-, y la TV Pública”,  recalcando que el tema entra a la agenda por la acción del Poder Ejecutivo remarcando:…falta mucho por hacer, pero se está avanzado”.
Choca el certero y objetivo análisis de Lucas con el ladrido apasionado de nuestro cronista, que cree que subyace una hipocresía cómplice de los medios con los esclavistas: cuando quieren hacen “especiales” en sus noticieros estelares: enfermedades congénitas, nacimiento de cuatrillizos, historia de un perro callejero, música de fondo, cámara de eco en la acongojada voz del locutor, fundidos a negro y fueras de foco enigmáticos.  Amarillismo con post producción. Purgante.
Ni hablar de las campañas precisas y sistemáticas, como la cobertura de la “gripe A”, estafa de estafas….se acabaron los barbijos y el alcohol el gel en el país!!.
Cuando los medios quisieron el riesgo país fue tema y contenido por meses. Cuantas corridas bancarias y subidas del dólar fueron durante años responsabilidad mancomunada de la prensa nacional. Nunca mejor usado:  CIPAYOS!.
Los medios son cómplices proactivos de los delitos en curso, porque aparecen ahí los anónimos personeros de la esclavitud, buscando palabras que suavicen, que no ofendan tanto, no vaya a ser cosa que el pueblo se avive: explotación laboral; trabajo decente…., eufemismos que se pretenden instalar para proteger los “buenos nombres” de los hacendados y empresarios que usan esclavos…. es igual que drogar niñas para prostituirlas: juicio y castigo, no hay diferencia entre aquellos que usan humanos como mercancía.
Miradas sesgadas o tuertos a propósito:
Acierta Guillermo Marín de Newsweek de Argentina al recalcar “está ausente la voz de los protagonistas: ….debemos “esperar el milagro de que algún editor mande a un cronista al campo de batalla. …..Lo que falta es una prensa más sensible y comprometida con su trabajo. No creo que ningún periodista quiera caminar junto con la AFIP 40 kilómetros para hablar con patrones y gente explotada...”.
Bravo Guillermo, cable para los periodistas de las radios am y fm de las zonas aledañas al feudo del esclavista, correo para los canales de TV locales y de cable; tirón de oreja para los concejales y activistas políticos.
Con un grabador y cámaras podrían inmortalizar la vergüenza de los esclavistas a través de las miradas fijas y las palabras ciertas de sus esclavos. Salgan de una vez estudiantes de comunicación social y alumnos de secundario, salgan y compongan odas de libertad y justicia para los que menos tienen, escriban las verdades en las paredes y pinten las casas de los infames.
Conclusión con repudio final y escupitajo:
Ejemplo del asco y complicidad es el del diputado gorila y xenófobo ese de gorra amarilla, acusado de esclavista, que no solo continúa en su banca sino que afirma ser candidato a gobernador de su provincia. Los medios pusilánimes prefieren mantener abierta sus puertas comerciales, así sus sicarios lo venden como un prohombre y sin un asco (gracias José Larralde), sacrificando lo que les generaría simpatía popular: la verdad desnuda y cruda.
Si bien el trabajo esclavo en los campos está presente en la agenda mediática de los últimos días, sus editoriales y espacios son púlpitos para los que pretenden hacer de esto una cuestión semántica.
No hay dudas que si alguien mete personas en un campo alejado, sin dinero para salir, sin comida adecuada, hacinados, sin baños, sin agua, sin asistencia, sin ropa, sin instrumentos ni equipamiento, para hacerlos trabajar de sol a sol, desconociendo las necesidades básicas de un ser humano; con el solo objeto de meter más dinero en el bolsillo es un ESCLAVISTA.
Merecen nuestro certero repudio; además de una cobertura mediática que llegue al meollo de la cuestión, con nombres, apellidos, causas judiciales y pedidos de castigos ejemplares con mano dura, imponiendo a la sociedad la verdad sin tapujos ni edulcorantes; ya estamos maduros después de  tanta sangre derramada.

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